La progresiva digitalización de las empresas, junto con el incremento del uso de Internet y dispositivos inteligentes, ha cambiado la mecánica de trabajo de muchas organizaciones.
Esta rápida transformación y aparición de nuevas tecnologías también ha supuesto que los ciberdelincuentes adapten sus métodos al nuevo escenario, aprovechándose del desconocimiento de las personas y originando incidentes principalmente a través del correo electrónico o las páginas web, que ponen en riesgo la reputación de las empresas.
Entre los fraudes más comunes se encuentran el Email Spoofing, la Sextorsión, la Suplantación de Proveedores, el Hotlinking, la suplantación de marca e imagen corporativa y el e-Skimming.